¿CHAIRO, activista o Militante de Izquierda?

* Diez consejos para los militantes, un decálogo por el teólogo Frei Betto
“Una tendencia progre que sirve de paliativo a los males de este sistema…” comentó alguien en las redes sociales al referirse al izquierdismo y “me hizo reflexionar sobre lo que ser de izquierda o tener una ideología de izquierda significa para aquellos que parecen -sólamente por encima- oponerse a la voracidad neoliberal, pero sostienen que el egoísmo es algo inherente al ser humano”.
De entrada el término progre indica desprecio por las ideas que argumentan que, mientras exista la desigualdad y la injusticia, la izquierda y sus movimientos socio-culturales y políticos seguirán vigentes.
En corto, entiendo que progre refiere a una pose. Ante estas micro-historias facebookianas de chairos y fachos me queda un horrible sabor de boca… Siento con pena preferir a quienes se declaran abiertamente a favor de la derecha, que la tibieza y el tufo a contradicción que emana de estas “joyas”, palabra con la que más tarde calificaron a la frase en cuestión.
Pero… ¿Qué es la izquierda, o mejor, cómo saber si militamos realmente en ella?
La interrogante me recordó un texto del autor Frei Betto, exponente de la Teología de la Liberación, corriente cuya base conceptual se forma a partir la participación en el proceso de liberación de los oprimidos como “lugar obligado y privilegiado” en la vida cristiana y cuyo fin es el de establecer una convivencia humana digna, fraterna, y la construcción de una sociedad justa y libre.
No comparto del todo las ideas de esta corriente, pero el artículo de Frei Betto, escrito a principios del milenio, me parece bastante pertinente:
10 consejos para seguir militando en la Izquierda:
1. MANTENGA VIVA LA INDIGNACIÓN
Verifique periódicamente si usted es realmente de izquierda. Adopte el criterio de Norberto Bobbio: la derecha considera la desigualdad social tan natural como la diferencia entre el día y la noche. La izquierda la enfrenta como una aberración que debe ser erradicada.
Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes.
2. LA CABEZA PIENSA DONDE LOS PIES PISAN
No se puede ser de izquierda sin ensuciarse los zapatos ahí donde el pueblo vive, lucha, sufre. Alégrese y comparta sus creencias y victorias. Teoría sin práctica es hacerle el juego a la derecha.
3. NO SE AVERGÜENCE DE CREER EN EL SOCIALISMO.
El escándalo de la Inquisición no hizo que los cristianos abandonaran los valores y las propuestas del Evangelio. Del mismo modo, el fracaso del socialismo en el Este europeo no debería inducirle a descartar el socialismo del horizonte de la historia humana.
El capitalismo, vigente hace 200 años, fracasó para la mayoría de la población mundial. Hoy, somos 6 billones de habitantes. Según el Banco Mundial, 2,8 billones sobreviven con menos de 2 dólares al día. Y 1,2 billones, con menos de un dólar al día. La globalización de la miseria no es mayor gracias al socialismo chino que, a pesar de sus errores, asegura alimentación, salud y educación a 1,2 billones de personas.
4. SEA CRÍTICO SIN PERDER LA AUTOCRÍTICA.
Muchos militantes de izquierda cambian de lado cuando pierden la perspectiva. Desplazados del poder, se vuelven amargados y acusan a sus compañeros(as) de errores y vacilaciones. Como dijo Jesús, vemos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio ojo. Tampoco se involucran ni esfuerzan para mejorar las cosas. Quedan como simples espectadores y jueces y, algunos, son captados por el sistema.
La autocrítica no es sólo admitir los propios errores. Es admitir ser criticado por los(as) compañeros(as).
5. Sepa diferenciar entre militante y “militonto”
Militonto es aquel que presume de estar en todo, participar en todos los actos y movimientos, actuar en todos los frentes. Su lenguaje está lleno de las grandes palabras y los efectos de su acción son superficiales.
El militante profundiza sus vínculos con el pueblo, estudia, reflexiona, medita; se cualifica en una determinada forma y área de actuación o actividad, valora sus vínculos orgánicos y los proyectos comunitarios.
6. Sea riguroso en la ética de la militancia
La izquierda actúa por principios. La derecha, por intereses. Un militante de izquierda puede perder todo –la libertad, el trabajo, la vida…- menos la moral. Sin moral, desmoraliza la causa que defiende y encarna, y presta un inestimable servicio a la derecha.
Hay tipos amarillos disfrazados de militantes de izquierda. Es el sujeto que se compromete teniendo en vista sobre todo su ascenso hacia el poder. En nombre de una causa colectiva, busca en realidad su interés personal.
El verdadero militante -como Jesús, Gandhi, Che Guevara- es un servidor, dispuesto a dar la propia vida para que otros tengan vida. No se siente humillado por no estar en el poder, ni orgulloso por estarlo. El no se confunde a sí mismo con la función que ocupa.
7. Aliméntese con la tradición de la izquierda
Es preciso hacer oración para cultivar la fe, dar cariño para nutrir el amor de la pareja, y volver a las fuentes para mantener encendida la mística de la militancia. Conozca la historia de la izquierda, lea (auto)biografías como el “Diario del Che en Bolivia”, y novelas como “La Madre” de Gorki, o “Las uvas de la ira” de Steinbeck, etcétera.
8. Prefiera el riesgo de equivocarse con los pobres, a la pretensión de acertar sin ellos
Convivir con los pobres no es fácil. Primero suele darse una tendencia a idealizarlos. Luego se descubre que entre ellos se dan los mismos vicios que en las demás capas sociales. Ellos no son mejores ni peores que los demás seres humanos. La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Por eso es por lo que estamos a su lado. Por una cuestión de justicia.
Un militante de izquierda jamás negocia los derechos de los pobres y sabe aprender con ellos.
9. Defienda siempre al oprimido, aunque aparentemente no tenga razón
Son tantos los sufrimientos de los pobres del mundo que no se puede esperar de ellos actitudes que tampoco siempre aparecen en la vida de quienes tuvieron una educación refinada.
En todos los sectores de la sociedad hay gente corrompida y bandidos. La diferencia es que, en la élite, la corrupción se hace con la protección de la ley y los bandidos son defendidos mediante mecanismos económicos sofisticados, que permiten que un especulador lleve una nación entera a la ruina.
La vida es el don mayor de Dios. La existencia de la pobreza clama al cielo. No espere jamás ser comprendido por quien favorece la opresión de los pobres.
10. Haga de la oración un antídoto contra la alienación
Orar es dejarse cuestionar por el Espíritu de Dios. Muchas veces dejamos de rezar para no oír el llamado divino que exige nuestra conversión, o sea, el cambio de rumbo en la vida. Hablamos como militantes y vivimos como burgueses, acomodados, o en la fácil posición de jueces de quien lucha.
Orar es permitir que Dios subvierta nuestra existencia, enseñándonos a amar como Jesús amaba, liberadoramente.

a.k.a Lita Wing